1) La
película:
Es una película de 1962, dirigida
por Robert Mulligan, basada en la novela del mismo nombre (escrita por Harper
Lee en 1960). Fue nominada a ocho premios Oscar, de los que obtuvo tres, uno de
ellos por la actuación estelar de Gregory Peck, como Atticus Finch. Está
catalogada como una de las grandes obras de la historia del cine, no solo por
sus valores cinematográficos, con la dirección impecable de Mulligan, sino por
su valor pedagógico en un sentido amplio y diverso: desde la lucha contra la
desigualdad racial y el miedo por el otro, hasta la relación paterno-filial, el
punto de vista de los niños y la entereza moral de los servidores de la
justicia, especialmente los abogados.
Al igual que la novela, la película
narra los sucesos que acontecieron a lo largo de tres años en un pueblo
ficticio de Alabama, en la época de la gran depresión estadounidense. La
narración puede ser divida en tres partes bien diferenciadas pero conectadas
internamente por actos que causan los eventos de los bloques posteriores. La
historia es contada por la voz en off de la protagonista: Jean Louise
"Scout" Finch (Mary Badham). Scout nos muestra su punto de vista de
los sucesos que transcurrieron en su infancia y de qué manera la afectaron.
En la primera parte de la película,
Scout y su hermano (“Jem” Finch) juegan inocentemente e investigan al
misterioso ser que vive en una casa del vecindario, un hombre que no ha salido
por años y que algunos creen que es un verdadero monstruo. Nadie lo ha visto,
pero este ser misterioso les deja regalos a Scout y Jem. En esta primera parte
también es presentado uno de los personajes más importantes de la historia del
cine: Atticus Finch, el padre de los niños. Atticus es un abogado, creyente en
la justicia y en la igualdad racial. Pronto sus hijos descubrirán esta faz
virtuosa del padre.
La segunda parte se enfoca en el
juicio contra Tom Robinson (Brock Peters), un hombre negro que es acusado de
violación de una mujer blanca. Tom es defendido por Atticus. Del juicio
hablaremos más abajo. La tercera parte de la película es una historia de
venganza, pérdida de la inocencia y el desvelamiento de un misterio. De esta última
parte no hablaremos mucho para que ustedes, estimados lectores, se animen a ver
la película.
El
juicio. Desde el punto de vista que más nos
interesa resaltar en esta entrada, como es la puesta en escena de eventos y
personajes vinculados al Derecho, el juicio contra Tom juega un papel
primordial. Como decíamos en el párrafo anterior, Tom es acusado de violar a
una mujer blanca, y Atticus es quien lo defiende ante un jurado formado
completamente por blancos, y ante un juez y unos policías con grandes
prejuicios contra los negros.
La defensa que hace Atticus es
magistral, deja en evidencia cada uno de los vicios del proceso y cómo se ha
acusado a un hombre sin pruebas de peso, solo con los testimonios de la
supuesta víctima y su padre (un violento hombre que irá tomando mayor
relevancia a partir del juicio), sin que exista siquiera un examen médico a la
víctima. Pero Atticus también muestra compasión por la víctima, Mayella Ewell
(Collin Wilcox), una mujer extremadamente pobre, sumida en la ignorancia y bajo
el yugo de un padre salvaje. En su discurso de cierre, Atticus le pide al
jurado que dejen de lado sus perjuicios contra los negros y juzguen
correctamente a un hombre absolutamente inocente, cuya única desgracia fue
sentir compasión por una mujer blanca al intentar ayudarla. Tristemente, el
jurado hace caso omiso de las palabras de Atticus y declara culpable a Tom.
Hay muchos elementos del juicio que
son importantes, entre ellos la forma como Atticus defiende a Tom, cuáles son
los argumentos principales, de qué manera intenta persuadir o convencer al
jurado y la actuación del jurado y los servidores públicos (juez y policías).
Además, la figura de Atticus como abogado intachable, como ejemplo a seguir por
cualquier servidor de la justicia, es un buen tema de reflexión para
estudiantes de Derecho y abogados del mundo.
Te animamos a ver esta gran obra,
una rara avis donde se logra mezclar
el cine de misterio y de los recuerdos infantiles con el cine judicial, el de
los héroes civiles e incluso con el cine de terror. Te garantizamos que es tan
entretenida que sentirás que es brevísima. Al finalizarla pensarás que has
visto una obra intemporal, no sólo por sus virtudes artísticas, sino también
por los valores humanos que enarbola.
2) La
novela:
La novela que lleva el mismo nombre
que la película -y sobre la cual se basó- fue escrita por Harper Lee (1960). El
largometraje es bastante fiel y rinde homenaje a la novela, pero quizás, por
el formato, se pierde un poco el carácter de Atticus Finch, personaje sobre el
que queremos hacer hincapié, ya que definitivamente el mundo necesita muchas
personas como él. Veamos por qué ese personaje es tan interesante:
a. Trato con sus
hijos.
Atticus siempre se muestra respetuoso con sus hijos, sin cambiar su lenguaje
habitual de abogado. Permite que lo llamen por su nombre y siempre está
dispuesto a dar importantes lecciones de vida a sus hijos sobre el respeto
hacia todos los seres humanos, la justicia y la tolerancia, incluso llegando a
acuerdos con ellos. El respeto que espera de sus hijos hacia él es por el modo
honorable con el que dirige su vida, no por el simple hecho de ser su padre.
Ejemplo de lo anterior es el siguiente consejo que le da a su hija Scout:
“Es
posible que oigas cosas feas en la escuela: pero haz una cosa por mí, si
quieres: levanta la cabeza y no levantes los puños. Sea lo que fuere lo que te
digan, no permitas que te hagan perder los nervios. Procura luchar con el
cerebro para variar... Es un cambio excelente, aunque tu cerebro se resista a
aprender” (p. 58).
b. La justicia
como fin. Atticus no piensa que la justicia sea una ilusión o
una noción carente de contenido, sino un fin y un norte en la vida. Basta
recordar que el episodio en el que no estaba claro cómo había muerto Bob Ewell,
estaba dispuesto a que se siguiera un proceso en contra de su hijo Jem.
Preferiría que su hijo respondiera ante la justicia, de ser necesario, antes de
la posibilidad de que la sombra del irrespeto a la ley y de la duda persiguiese
de por vida a su hijo (p. 203).
Después de todo, esa es la
principal motivación por la cual aceptó la defensa de Tom Robinson, para que la
justicia prevaleciera por encima de cualquier prejuicio que se pudiera tener en
contra de Tom por ser negro. Aquí vale la pena recordar el argumento con el que
cierra la audiencia de juicio y que tanto el libro como la película contienen:
“No
soy un idealista que crea firmemente en la integridad de nuestros tribunales ni
del sistema de jurado; esto no es para mí una cosa ideal, es una realidad
viviente y operante. Caballeros, un tribunal no es mejor que cada uno de
ustedes, los que están sentados delante de mí en este Jurado. La rectitud de un
tribunal llega únicamente hasta donde llega la rectitud de su Jurado, y la
rectitud de un Jurado llega sólo hasta donde llega la de los hombres que lo
componen. Confío en que ustedes, caballeros, repasarán sin pasión las
declaraciones que han escuchado, tomarán una decisión y devolverán este hombre
a su familia. En nombre Dios, cumplan con su deber” (p. 155).
Para Atticus acudir a la ley y al
sistema de justicia es la mejor manera de solucionar los problemas, sin
necesidad de hacer uso de la violencia.
c. Su carácter. El
carácter de ese abogado nos enseña que es posible vivir respetando a todos los
seres humanos. Esa característica la demuestra cuando muestra absoluto respeto
incluso al despreciable Bob Ewell.
En el argumento de cierre del
juicio, al que ya nos referimos, no sólo hace alusión a su confianza en el
sistema de justicia, sino -principalmente- a la igualdad como un elemento
característico de todos los seres humanos, de modo que reproducimos un poco más
de ese argumento:
“Pero
hay una cosa en este país ante la cual todos los hombres son creados iguales;
hay una institución humana que hace a un pobre el igual de un Rockefeller, a un
estúpido el igual de un Einstein, y al hombre ignorante, el igual de un
director de colegio. Esta institución, caballeros, es un tribunal. Puede ser el
Tribunal Supremo de Estados Unidos, o el Juzgado de Instrucción más humilde del
país, o este honorable tribunal que ustedes componen. Nuestros tribunales
tienen sus defectos, como los tienen todas las instituciones humanas, pero en
este país nuestros tribunales son los grandes niveladores, y para nuestros
tribunales todos los hombres han nacido iguales” (p. 154-155).
El tráiler de esa película se puede
ver aquí.
La novela, que se utilizó para
hacer la presente nota, se puede descargar aquí.
LMN/CRB