jueves, 30 de noviembre de 2017

Derecho y literatura: Una extraña confesión

Es la primera novela larga del autor ruso Antón Chéjov (1885). Puede decirse que se enmarca dentro del género de obra policíaca, pero que al igual que el resto de sus obras, lo más interesante no es el misterio, sino la extraordinaria narración y la relación que tienen los distintos personajes entre sí.

La historia cuenta con todos los elementos propios de una obra policíaca, esto es, personajes principales implicados en la trama, un hecho delictivo, investigación posterior y una vuelta o resolución final. Sin embargo, desde el principio el autor nos va dando pistas de lo que sucederá al final, ya que la historia del crimen es narrada en primera persona por parte de un juez de instrucción llamado Iván Kamischov, quien entregó a un editor el manuscrito de una novela que define como biográfica.

En esa novela se describen sucesos que se vinculan y entrelazan con el delito que llegará a investigarse. Lo que dificulta llegar a conocer en un primer momento el autor del delito es cómo están narradas las diferentes relaciones de amistad entre todos los personajes de la obra, por lo que debe advertirse además que las pruebas del hecho investigado son presentadas como incontestables.

La novela describe a personajes vanidosos, indolentes, con orgullo profesional, vividores, borrachos impertinentes y con inteligencia muy limitada, pero que en concreto hacen que la historia sea muy viva y extremadamente interesante. Como toda historia que encierra un delito sirve como marco para evidenciar la naturaleza de las pasiones humanas y cuán difícil puede ser en ciertas circunstancias controlarlas.

Basada en la novela se hizo una película en 1944, la cual fue dirigida por Douglas Sirk, cuyo tráiler se puede ver aquí.

lunes, 13 de noviembre de 2017

Derecho y cine: Crimen perfecto

Es un largometraje dirigido por Gregory Hoblit (2007), que resulta muy interesante desde la óptica del derecho penal e incluso del derecho probatorio. Veamos por qué recomendamos esta película:

En ella se narra un planificado asesinato cometido por un millonario ingeniero aeronáutico (Ted Crawford) en contra de su esposa. Delito que es confesado al detective que acudió a la escena del crimen inmediatamente después de que se perpetró. Como consecuencia de ello, se inició un proceso penal en el que Crawford rechaza ser representado por un abogado y prefiere defenderse a sí mismo.

El fiscal acusador ("Willy" Beachum) se encuentra en una transición hacia la práctica privada, lo que lo tiene distraído del juicio, además de tener plena confianza de que logrará la condena del asesino, toda vez que cuenta con la confesión de éste. Así, comienza una interesante batalla de ingenio entre Crawford y Beachum.

En el transcurso del proceso se determina que una de las pruebas ofrecidas estaba viciada, con lo cual se aplicó la doctrina del fruto del árbol envenenado, lo que conlleva a un inesperado desenlace. Según esa doctrina, cualquier prueba (fruto) obtenida de forma ilegal (árbol envenenado) deberá ser anulada y no puede ser tenida en consideración, se reputa como inexistente, independientemente de su valor, por lo que no puede ser utilizada.

Esa figura surgió en el caso Silverthorne Lumber Company contra Estados Unidos, en el que se pretendía utilizar como prueba unos libros de contabilidad recogidos en las oficinas del acusado sin orden previa. Puedes leer más acerca de esa teoría aquí.

El tráiler de esa película se puede ver aquí