miércoles, 28 de febrero de 2018

Derecho y literatura: Presunto inocente


Es una excepcional novela negra, escrita por Scott Turow (1987), profesor de literatura y abogado egresado de Harvard, cuya máxima virtud es el de contar con una excelente narrativa y el desarrollo de una historia que no permite separarse del libro. La obra llegó a ser un best seller.

La novela está narrada en primera persona por parte de Rusty Sabich, fiscal adjunto, quien se encargó de investigar la violación y asesinato de su joven y atractiva colega y compañera de trabajo, Carolyn Polhemus. El asesinato y la investigación ocurren mientras se llevaba a cabo el proceso de campaña para la elección del Fiscal General, Raymond Horgan, a quien le preocupaba que la falta de resolución de esa investigación afectara su campaña para la reelección.

La historia da un gran giro al descubrirse un hecho que deliberadamente omitimos señalar, pero que conlleva a Sabich a un proceso judicial con el objeto de descubrir al autor de los crímenes ya señalados. En ese juicio, contrastan un fiscal, una acusación, una actuación y preparación del juicio pobre y que deja mucho que desear, cuya vereda opuesta es la de la defensa, esmerada y pulcra, lo que hace que para los abogados la historia sea más interesante, a parte de que ha sido escrita magistralmente. También la obra sirve de ejemplo para tratar los temas de los principios de oralidad, inmediatez y de cómo se manifiesta el perjurio.

En concreto, la novela sirve para evidenciar de qué modo la presunción de inocencia es una garantía que, de no ser desvirtuada, obra en favor del acusado y de que no es posible castigar a un imputado sirviéndose únicamente de pruebas circunstanciales.

Se hizo un largometraje basado en la obra (1990), dirigida por Allan J. Pakula, en la que el protagonista es Harrison Ford. Puedes conocer más de la película aquí.

miércoles, 14 de febrero de 2018

Derecho y cine: Historias cruzadas

Es una película dirigida por Tate Taylor (2011), basada en la novela Criadas y señoras, escrita por Kathryn Stockett (2009). Relata la historia de unas criadas afroamericanas que trabajaban para señoras blancas en Jackson, Mississippi.

La historia está ambientada en los años 60 y es narrada desde la perspectiva de tres mujeres y sobre quienes -como se indicó- limpian casas y cuidan a los niños de varias familias de gente blanca. En concreto, se destaca el rol de uno de sus personajes (Skeeter, interpretada por Emma Stone), quien es una recién graduada universitaria que regresa a su pueblo natal como una escritora novata.

Skeeter al escribir una columna en el periódico local sobre tareas domésticas se hace amiga de varias sirvientas negras, incluyendo la suya, lo que hace que cambie su perspectiva respecto a la realidad y que comience a abogar en contra de la discriminación y en contra de un proyecto de ley, que impulsa una de sus amigas,  para obligar al personal de servicio a utilizar baños afuera de las casas para prevenir la supuesta propagación de enfermedades, lo que Skeeter considera como injusto y, especialmente, cruel.

Particularmente, el largometraje sirve para reflexionar acerca del racismo que imperó en la sociedad norteamericana por mucho tiempo, la lucha por la igualdad y no discriminación y la marginación de los trabajadores del hogar, cuya labor fue colaborar con tareas domésticas y criar a los hijos de quienes impartían esas prácticas contrarias a la dignidad humana.

Puedes conocer más sobre esta película, en la que Octavia Spencer ganó el Óscar y el Globo de Oro a la mejor actriz de reparto, aquí.