lunes, 30 de abril de 2018

Derecho y literatura: Defender a Jacob

Es un muy recomendable thriller legal, escrito por William Landay (2012). La novela desafía aquellos sistemas judiciales en los que los menores son tratados como adultos y que, por ende, tienen la última palabra en lo que se refiere al modo en que se deberá ejercer su defensa. El libro llegó a ser best seller Nro. 1 en EE.UU.

Luego de descubierto el cadáver de Ben Rifkin, un niño de 14 años, en un parque de Newton, Massachusetts, cuya investigación la llevó a cabo Andy Barber, ayudante del fiscal de distrito y padre de Jacob, un compañero escolar del occiso y quien a la postre sería procesado por la presunta comisión del delito.

Como consecuencia de la acusación a Jacob, Andy se ve obligado a retirarse momentáneamente de su trabajo como fiscal y comienza una tortuosa vida en la que a toda costa intenta evitar que se derrumbe la vida familiar y profesional que ha logrado construir.

En la investigación se observa cómo se intenta dar valor probatorio a las entradas de Facebook y otras páginas en la que interactuaba Jacob, para de algún modo entender el móvil que presuntamente lo llevó a cometer el asesinato del compañero que acostumbraba a abusar del imputado.

La novela es especialmente recomendada para quienes gustan las tramas construidas alrededor de un juicio. Además, el autor pone en relieve, según sus convicciones, que todo ser humano tiene tendencia hacia el asesinato. La novela hace que nos cuestionemos lo difícil de las relaciones interpersonales y de lo poco que podemos llegar a conocer a los seres más cercanos, así como, sirve para poner de manifiesto en un contexto ideal lo que se ha denominado como gen asesino, sobre el que puedes leer aquí.

Pero para nosotros lo más importante se puede resumir en la siguiente pregunta, ¿cuánto conoces a tus hijos y qué harías si sospecharas que es un criminal?

domingo, 15 de abril de 2018

Derecho y cine: Chappie

Es una película de ciencia ficción, dirigida por Neill Blomkamp (2015), narrada en una distópica Johannesburgo. En el largometraje actúan los integrantes de Die Antwoord, agrupación sudafricana de hip hop, de manera que la estética de la película tiene mucha relación con la que ellos suelen utilizar en sus videos y conciertos.

Con el objeto de disminuir la criminalidad en la ciudad de Johannesburgo, la policía compró robots blindados para combatir a los delincuentes. Uno de los creadores de esas máquinas quería dotarlos de inteligencia artificial, cuyo proyecto fue negado y en virtud de ello lo desarrolló secretamente en casa.

Paralelamente, una de las bandas criminales decide robar el software de los robots policías para poder apagarlos y así cometer sus fechorías sin temor a represalia alguna. Desafortunadamente, lo que lograron fue secuestrar al científico que desarrollaba la inteligencia artificial, cuyo programa fue instalado en un robot dañado al que le dieron por nombre Chappie. A éste le enseñaron maniobras de delincuentes para que los ayudara a lograr los fines de la pandilla.

En ese sentido, el primer aspecto jurídico que podría tomarse en consideración es saber cómo las legislaciones regularían, de llegar a suceder, las consecuencias derivadas de los daños ocasionados por la utilización de robots para combatir la criminalidad.

En relación con Chappie y la inteligencia artificial, también cabria la duda de saber si a las máquinas dotadas de conciencia se les reconocerá la titularidad de algunos derechos en virtud del discernimiento con el que puedan contar. Al respecto, Ríos (2012), al analizar la película Blade Runner (1982), asevera que en esos casos podrían gozar de derechos humanos, ya que abstrae la humanidad propia de esos derechos, por lo que afirma que “...por este motivo, el titular de los derechos humanos es aquel que es una persona, siempre que la personalidad no se encuentre vinculada al concepto de ser humano”. Accede a ese estudio de Ríos aquí.

El largometraje también contó con la actuación de Dev Patel, Hugh Jackman y Sigourney Weaver. Puedes conocer más de la película aquí.